Fuera del Eixample y en barrios donde la gente no lo espera se pueden encontrar pequeñas joyas, como es el Guinardó.
En el siglo XIX había sido una zona de huertas con grandes mansiones de recreo. Hacia 1900, se pobló de pequeñas torres de la clase media. De las primeras poca cosa queda… y de las segundas, torres modernistas de carácter popular, cayeron como moscas en los años más duros de la especulación. Aun quedan muchas casitas de carácter más o menos popular de estilos Modernista, Noucentista y hasta racionalistas, pero da miedo ver los solares tapiados de las que ya no existen, solares emparedados entre moles de las décadas de 1970 al 2000.
Entre todas ellas hay maravillas, como en la calle Vinyals: Villa Rosario (1911) del arquitecto Domingo Boada i Piera (información obtenida del Inventari General del Modernisme de Valentí Pons).
Una torre con jardín con una interesante aplicación de la cerámica: trencadís figurativo, cerámica en relieve, azulejos adornando la fachada y en el muro que delimita el jardín, una aplicación muy popular de azulejos de muy distintas procedencias. Seguramente, esta especie de trencadís es una reforma posterior a la obra del arquitecto Boada, pues no cuadra con su detallismo y exquisitez en la decoración que se puede ver en sus grandes obras del Eixample. Entre los fragmentos hay azulejos de la Pujol i Bausis y de fábricas de Onda, todas ellas perfectamente reconocibles y que en su día fueron muy populares.