Los azulejos cristálicos de los Hermanos Oliva
Los estudios más importantes hechos hasta ahora de este desconocido producto del modernismo es el realizado por Raquel Lacuesta, Carme Aixalà y David Galí (2008), y a ellos he recurrido para documentarme.
El azulejo cristálico responde a la necesidad durante el modernismo de crear elementos que ayudasen a dar una sensación de lujo, de riqueza, de exotismo, que demandaba parte de la sociedad. Y si esos productos podían ser baratos… mejor. Están en la línea de los azulejos de cartón piedra de Hermenegildo Miralles. De hecho intentaban competir con la cerámica, y así se anunciaban con los mismos elementos que esta, su instalación de 1905 en su tienda de la Ronda de Sant Pere 70, era calificada por La Vanguardia como “artística y antiséptica” uniendo “saneamiento y belleza”.
Fotos: Publicidades de los Hermanos Oliva
Los hermanos Oliva, de Sant Andreu, patentaron un sistema que básicamente consistía en una capa pictórica entre una base de cemento y una placa de cristal, creando el efecto de un azulejo. Para darle riqueza y lujo, en la capa intermedia de pintura se podían utilizar purpurinas, pan de oro o plata… todo aquello que estimulase visualmente y diese espectacularidad a la pieza.
Fotos de tusanuncios.com:
Se produjeron entre 1905 y 1917 y si cesaron fue, seguramente, por cierto fracaso comercial. La pieza era barata porque no pasaba por un horno, como la cerámica, a pesar que en sus publicidades los Oliva aseguraban que todo el conjunto quedaba compactado por el fuego. Tampoco el publicitado cristal belga era de Bruselas y en el análisis de los azulejos conservados se ha detectado que la composición varía de uno a otro, señal de una continua búsqueda y prueba de técnicas en un sistema fallido, que intentaba unir tres elementos discordantes: cemento, pintura y vidrio. Tampoco se ha podido comprobar que las medallas que aseguraban los Oliva haber recibido en exposiciones internacionales las hubiesen obtenido de verdad. Sin embargo gracias a una gran campaña publicitaria tuvieron cierto éxito y llegaron a vender en Cataluña, toda España, Portugal y hasta en países de América (Cuba, México, Panamá…). Aunque los desprendimientos y roturas eran frecuentes, quizás por eso son pocos los conjuntos conservados, este de la Casa Sastre y el de la Casa Gisbert (también construida por el arquitecto Rubió i Bellver), en Barcelona. Además de numerosas piezas en colecciones particulares o museos como el Museo del Azulejo de Montevideo.
Son un exponente de lo que representó el modernismo, un estímulo a la creatividad, a la renovación e invención, aunque algunos de los experimentos fuesen fallidos.
Pingback: Feliz Año 2016! | Del Modernismo
Pingback: Algunas fábricas del Poblenou | Del Modernismo